domingo, 15 de abril de 2012

El hundimiento del titanic (3ªparte)

Descubrimiento y exploración
Cuando empecé a pensar en emprender la búsqueda del Titanic, en realidad creí que era sólo una medida para conseguir otro fin. Pensé que todo el elemento mágico que giraba en torno del buque perdido me ayudaría a conseguir el dinero necesario para dar un gran paso en la tecnología de la investigación submarina. Pero la idea de llegar al legendario barco hundido llegó a convertirse en una obsesión.
Robert Ballard en El descubrimiento del Titanic

En 1982, Robert Ballard, oceanógrafo de la Institución Oceanográfica de Woods Hole, contactó con la Marina estadounidense para que le financiara el desarrollo de la tecnología necesaria para un sistema de captación de imágenes submarinas al que denominó Argo/Jason.

Dos años después, el Argo estaba listo y Jason era todavía un proyecto. El Argo era un vehículo de arrastre submarino de dos toneladas, 4,5 metros de largo, 1 metro de altura y 1 metro de ancho equipado con cámaras de vídeo y remolcado por un cable desde el barco nodriza. El prototipo de Jason, Jason Junior, era un vehículo operado por control remoto (ROV, remotely operated vehicle), que contaba con su propio sistema de propulsión y cámaras de vídeo. Su pequeño tamaño le permitía ir enganchado a un sumergible tripulado y explorar lugares a los que no podían llegar los submarinos convencionales.



A principios de 1984, la Marina aceptó financiar una prueba con el Argo de tres semanas de duración con la condición de investigar el naufragio del submarino atómico USS Thresher. En el verano de 1985, Ballard volvió a emplear el Argo para la Marina con los restos de otro submarino atómico hundido, el USS Scorpion. Si completaba la misión y le quedaba tiempo, podría buscar el Titanic. Así que tras explorar el USS Scorpion y a falta de 12 días para terminar la expedición, se unió al equipo francés del IFREMER (L’Institut Français de Recherche pour l’Exploitation de la Mer) liderado por Jean-Louis Michel que había estado realizando un rastreo con un nuevo sonar de barrido lateral desarrollado por Michel en la zona donde se cree que se había hundido el Titanic.

El plan inicial era que el equipo francés localizara el Titanic con el sonar para que luego el equipo estadounidense filmara los restos en vídeo con Argo tomara fotografías con el ANGUS (Acoustically Navigated Geological Underwater Survey, observación geológica submarina por navegación acústica). Los franceses habían estado buscando durante dos meses sin ningún resultado, así que la estrategia cambió con la llegada de Ballard. Explorando los restos del USS Thresher y el USS Scorpion, había comprobado que los objetos pesados en un naufragio suelen caer casi directamente por debajo del lugar en el que se hundieron, mientras que los objetos ligeros lo hacen con más lentitud y son arrastrados por las corrientes marinas dejando un rastro que lleva hasta los restos más pesados.

Ballard sospechaba que el Titanic se había partido en dos y que había dejado un rastro de escombros mientras se hundía, por lo que buscarían esos restos usando el Argo. Pasada la medianoche del 1 de septiembre de 1985, el Argo descubrió una de la cinco calderas simples del Titanic (se desprendieron cuando el barco se partió) y pocas horas después, la sección de proa.

En julio de 1986, Jason Junior exploró el interior del barco y demostró la eficacia de un robot equipado con un sistema de cámaras de video y controlado con la ayuda de un cable de fibra óptica de 100 metros de longitud. La primera versión de Jason apareció en 1988 y en 2002 se desarrolló su segunda generación. Por desgracia, Jason Junior se perdió en 1991 en el Océano Pacífico.

Argo y Jason Junior fueron los primeros de una serie de vehículos submarinos que han explorado los restos del trasatlánticos durante 25 años, algunos de los cuales han sido desarrollados con financiación privada.


Aunque la mayoría de las 23 expediciones que se han realizado al Titanic han sido para recuperar objetos, restaurarlos y luego exhibirlos en exposiciones, algunas también recuperaron fragmentos del acero del casco, remaches y oxidolactitas que ha proporcionado bastante información sobre el hundimiento y el estado de conservación del trasatlántico.

La última expedición hasta ahora se realizó durante los meses de agosto y septiembre de 2010. Liderada por RMS Titanic, Inc., la Institución Oceanográfica de Woods Hole y el Instituto Waitt, ha sido la que ha empleado la tecnología más avanzada para cartografiar los restos, obtener una imagen tridimensional de lugar del naufragio y estudiar los efectos de la corrosión.

En la primera fase de la expedición, realizada entre el 25 y el 29 de agosto, se emplearon dos vehículos submarinos autónomos REMUS 6000 equipados con varios sistemas de sonar para hacer un mapa preliminar de los restos que ocupó un área de 4,8 kilómetros de ancho por 8 kilómetros de largo.


Estos vehículos también incorporaban sistemas de cámaras de alta definición que se emplearon en la segunda fase de la expedición, llevada a cabo entre el 8 y el 16 de septiembre, para tomar más de 130.000 fotografías del lugar del naufragio y filmar miles de metros de película en alta definición en dos y tres dimensiones. El Laboratorio de Imagen y Visualización Avanzada de la Institución Oceanográfica de Woods Hole usó esas fotografías para crear 200 mosaicos de imágenes de los restos. Comparándolos con otros mosaicos realizados en las expediciones de 1985, 1986 y 2004, es posible determinar el ritmo de degradación del Titanic.

Veinticinco años después de su descubrimiento, la tecnología ha permitido ver el Titanic y su campo de restos como realmente se encuentran en el fondo marino a 3800 metros de profundidad. El lugar en el que yace el Titanic es, con diferencia, la zona del fondo marino abisal mejor estudiada.

Del mismo modo que Robert Ballard, James Cameron también quedó atrapado por la fascinación que ejerce el trasatlántico de la White Star hasta el punto de llegar a afirmar que hizo la película Titanic para poder filmar sus restos; más adelante volvió al naufragio para probar nuevos equipos de filmación y nuevos modelos de ROV. Como pionero del nuevo cine en 3D, James Cameron desarrolló gran parte de la tecnología a partir de Ghosts of the Abyss (2003), un documental en 3D para IMAX en el que regresaba al Titanic con Bill Paxton.

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