El Big Ben está inclinado, casi medio metro (unos 435 milímetros) hacia el lado noroeste. De manera que si algún día se cayera, lo haría sobre las oficinas acristaladas de Portcullis House, uno de los edificios más odiados de la ciudad (por su horrible estética y por albergar los despachos de los parlamentarios).
Los aparcamientos construidos bajo el palacio, las sucesivas ampliaciones y las obras del metro han acelerado la inclinación de la torre, construida en 1858. Entre noviembre del 2002 y agosto del 2003 se inclinó un octavo de pulgada (3,3 milímetros). Aun así, la inclinación anual estimada es de 0,9 milímetros y el ángulo trazado ahora mismo es de 0,26 grados.
O lo que es lo mismo: al ritmo actual, el Big Ben tardaría 4.000 años en llegar a los cuatro irresistibles grados de la Torre de Pisa.
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