miércoles, 1 de febrero de 2012

Una nueva especie prehistórica

Si hay un animal sobre la Tierra que parece prehistórico es el cocodrilo, pero también estos arcosaurios tienen sus ancestros y una nueva especie es lo que ha descubierto, en el desierto marroquí, el paleontólogo Casey Holliday, de la Universidad de Missouri (Estados Unidos).
Holliday y su equipo han bautizado con el apodo de 'Shieldcroc' (cocodrilo con escudo) debido a que la piel gruesa de su cabeza le servía como protector. Según sus conclusiones, que publican esta semana en PLoS ONE, esta 'Shieldcroc' sería el antepasado de todos los cocodrilos que hoy existen en África, por lo que su descubrimiento proporciona una valiosa información sobre su evolución y sobre medida para su conservación.
El 'Aegisuchus witmeri', que es su nombre científico oficial, vivió hace unos 95 millones de años, en el último periodo del Cretácico, cuando los dinosaurios eran los que dominaban la tierra. Sin embargo, en los últimos tiempos se están encontrando tantos restos de cocodrilos y tan diversos que algunos paleontólogos ya empiezan a hablar de la 'Era de los cocodrilos', según explica Holliday en un comunicado de su universidad.
Fragmento del cráneo fosilizado del cocodrilo. | PLoS ONE
El investigador americano no fue quien encontró el fósil en Marruecos. El fragmento del cráneo cayó en sus manos después de pasar varios años en el Museo Real de Ontario (en Toronto, Canadá), donde estaba expuesto, sin que se hubiera estudiado con profundidad. Otras protuberancias y abolladuras en el cráneo indicaban que por allí pasaban venas sanguíneas en torno a un área circular, algo que no se había visto antes en ningún cocodrilo.
Este protector, según el investigador, probablemente lo utilizaría para exhibirse para atraer a las hembras y también para intimidar a los enemigos. Incluso, apunta, puede que fuera un termorregulador que le ayudara a controlar la temperatura corporal.
El estudio lo completó comparando este fragmento con cráneos de otros cocodrilos y encontró que era bastante más plano que los que ya se conocían.
Pero Holliday cree imposible que el 'Shieldcroc' luchara con los dinosaurios cuando se encontraban ambos en las cercanías de las playas porque sus mandíbulas no lo permitían; eran más adecuadas para atrapar peces. "Pensamos que su cara alargada funcionaba como una trampa para pescar", añade su colega, y coautor del trabajo, Nick Gardner, postdoctoral de la Universidad de Marshall.
"Es posible que se quedara muy quieto, en posición de espera, hasta que un confiado pez pasaba por delante. Entonces, si lo hacía suficientemente cerca, abría su tremenda boca y se los comía sin necesidad de luchar, lo que elimina la necesidad de tener una potente mandíbula", comenta Holliday.
Además, los investigadores han logrado determinar el tamaño total del reptil. Estiman que debía medir un metro y medio de ancho por nueve y medio de largo.



sábado, 28 de enero de 2012

El antepasado común de árabes y europeos


El recorrido seguido en el largo viaje que llevó a los humanos modernos hace 60.000 años desde África al resto del mundo pasó por Arabia, donde habrían tenido una primera parada antes de continuar expandiéndose. Así se desprende de los análisis genéticos realizados por un equipo de investigadores portugueses, británicos y de varios países árabes, que publican esta semana en la revista 'American Journal of Human Genetics'
Los científicos, dirigidos por la portuguesa Luisa Pereira, de la Universidad de Oporto, secuenciaron el genoma mitocondrial completo de 85 individuos del sudoeste asiático y los compararon con 300 de europeos, que se encuentran en una base de datos. En concreto se fijaron en que tres linajes o halogrupos genéticos, llamados N1, N2 y X son reliquias que proceden del momento en el que se produjo la dispersión de los 'Homo sapiens' fuera de África, hace unos 60.000 años.
"Estos datos nos sugieren que hubo un ancestro primitivo humano en la Península Arábiga y que lo más probable es que se expandieran desde la región del Golfo Oasis a través de Oriente Próximo hacia Europa durante un periodo de lluvias hace entre 55.000 y 24.000 años", concluyen en su trabajo.
Pereira reconoce que una hipótesis popular ya apunta que la primera dispersión se produjo a través del Mar Rojo hacia el sur de Arabia, pero había poca evidencias genéticas que lo confirmaran.

Herencia materna

Los tres ramales genéticos primitivos se asocian al momento en el que la especie salió con éxito de África. Se centraron en estudiar el ADN mitocondrial porque es esta información genética la que se va heredando de las madres sin sufrir alteraciones, por lo que es muy útil a la hora de comprobar conexiones entre diferentes poblaciones.
Fue así como los investigadores encontraron que había habido un ancestro primitivo en Arabia. "Si se toman todos juntos, nuestros resultados sugieren que Arabia fue, de hecho, la primera estación de parada de los humanos modernos", asegura Martin B. Richards, experto en arqueología genética en la Universidad de Leeds (Gran Bretaña).
Las evidencias arqueológicas de una salida árabe anterior fueron publicadas hace poco más de un año, en la revista 'Science'. Científicos alemanes anunciaron entonces el hallazgo de herramientas reliazadas por 'Homo sapiens' hace más de 100.000 años en el yacimiento de Jebel Fayal, en los Emiratos Árabes Unidos, adonde habrían llegado tras cruzar por el Estrecho de Bad al Mandab, que lo separa del Cuerno de África.
Otras herramientas también fueron encontradas varios asentamientos del Sultanato de Omán. El hallazgo de estos utensilios, con 100.000 amós de antigüedad, se dió a conocer a finales del año pasado, en excavaciones lideradas por un grupo de cientificos británicos, que publicó el descubrimiento en la revista 'PLoS ONE'.
Lo que las herramientas no dicen es si esta salida registrada en Jebel Fayal fue la precursora del largo viaje hasta Eurasia. Los genes, como señala este nuevo trabajo, apuntan a que la respuesta es no, porque ese viaje definitivo habría sido casi 50.000 años más tardío.
Por otro lado, también se han encontrado restos muy primitivos de 'sapiens' (con más de 100.000 años) en yacimientos israelíes. Pero los autores de este trabajo defienden que la barrera del desierto, hace unos 50.000 años, impidió que continuaran por esta ruta.

El dedo que no perdió el yeti


Si la exposición de un museo cualquiera suele ser más que interesante, por simple lógica, los sótanos de un museo, con todos los fondos de éste, tienen que ser toda una aventura.

En el año 2008, alguien debía andar sudando la gota gorda en el Museo de Londres, concretamente en las bóvedas del Colegio Real de Cirujanos, reordenando un montón de cajas olvidadas, cuando fue a dar con una marcada por una etiqueta muy atractiva: “Animales de los que no se ha demostrado su existencia”.
Dentro de la caja todo un catálogo para la búsqueda del Yeti, modelos de huella en yeso, restos de pelo, excrementos y la joya de esta colección, un dedo de Yeti. La caja pertenecía al primatólogo inglés William Osman Hill.

En la década de los 50 el magnate americano Tom Slick, enriquecido gracias al petróleo, se obsesionó con el abominable hombre de las nieves y financió expediciones para certificar su existencia. Sobre el terreno lideró estas expediciones el también americano Peter Byrne.

Todos los indicios en la búsqueda del Yeti les llevaron al Monasterio de Pangboche, donde Byrne certificó que los monjes estaban en posesión de una mano de Yeti. Intentaron comprar la mano pero los monjes se mostraron temerosos de perder semejante tesoro argumentando que acarrearía la destrucción del santuario.
La existencia de la mano llegó a oídos de Hill, quien no tardó en contactar con Slick y unirse a este singular equipo. Se le exigió a Byrne que se hiciera con la mano por todos los medios. 100 libras a cambio de uno de los dedos de la mano fue el trato, pero la mano debía quedar intacta, por lo que tuvieron que sustituir el dedo que se llevaban por otro humano y maquillarlo para que no se notara el cambio.
El siguiente problema fue sacar el dedo del país. El mismísimo Byrne lo llevó a pie hasta la frontera con la India y los contactos de Slick hicieron posible el resto. El actor de Hollywood James Stewart se encontraba visitando Calcuta con su mujer. Ellos fueron la pieza clave en este curioso plan de contrabando. Gloria, la mujer de James Stewart, escondió el dedo en su maleta, oculto entre su ropa interior, y no tuvieron problemas para hacerlo llegar hasta Inglaterra.

Pero después de tanto trabajo la fiebre por la búsqueda del misterioso ser se enfrió, y toda la colección de muestras fue a parar a una caja en el sótano del Museo de Londres.
Volviendo a la época actual, tras la aparición del dedo en el año 2008, se le encargó un análisis genético al Doctor Rob Odgen de la Real Sociedad Zoológica de Escocia, quien ha demostrado que el hueso es humano.

miércoles, 25 de enero de 2012

Detectar la dislexia

Unos niños en clase. | Diego Sinova.

La dislexia podría detectarse incluso antes de que los niños aprendan a leer. Según un equipo de investigadores de EEUU, su actividad cerebral muestra algunas diferencias fáciles de captar por resonancia magnética y así lo confirman en un artículo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Ya se sospechaba que este tipo de problemas de aprendizaje de la lectura y la escritura "seguramente tienen alteraciones neurobiológicas y funcionales a nivel cerebral (temporal o frontal)", aclara Gustavo Lorenzo, neurólogo infantil del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. Los resultados de esta investigación, realizada en el Hospital Infantil de Boston, suponen un nuevo apoyo a esta teoría.
Después de hacer resonancias magnéticas a 36 niños (con una edad media de cinco años) mientras decidían si dos palabras comenzaban con el mismo sonido, los autores de este trabajo observaron que los que tenían historial familiar de dislexia mostraban menos actividad metabólica en algunas zonas cerebrales.
Concretamente, en las uniones entre los lóbulos occipital y temporal y en los lóbulos temporal y parietal. Lo que indica, asegura la principal autora de la investigación, Nora Raschle, es que "la capacidad del cerebro para procesar los sonidos del lenguaje es deficiente, incluso antes de que estos niños aprendan a leer". Por el contrario, quienes presentaban una alta activación en esta región cerebral, tenían mejores habilidades lectoras, como la rima, el conocimiento de las letras y sus sonidos.
Para Raschle, este hallazgo una buena noticia: "La identificación precoz de los niños que probablemente desarrollen dislexia puede ayudar a reducir las consecuencias negativas a las que se enfrentan desde el punto de vista social y psicológico". A lo largo del artículo recuerda que muchos estudios han demostrado que los afectados suelen tener malas experiencias en la escuela, son calificados como perezosos o desmotivados, y su frustración a veces conlleva comportamientos impulsivos y antisociales, además de un mayor riesgo de abandonar el colegio.
Como señala Anna Sans, coordinadora de la Unidad de Trastornos del Aprendizaje (UTAE) del Servicio de Neurología del Hospital San Joan de Deu (Esplugues de Llobregat, Barcelona), "ya hay estudios que han demostrado que la diferencia existente entre el funcionamiento cerebral del lector normal y el del disléxico se puede 'revertir o paliar' con una reeducación muy temprana".
Una aplicación muy positiva que requiere cierta prudencia. "Es muy difícil determinar con exactitud qué áreas están afectadas. El cerebro es muy complejo", matiza el doctor Lorenzo. Además, agrega, "hay que tener en cuenta que quizás esa reducción de actividad metabólica en determinadas zonas cerebrales no se deba a una posible dislexia sino a que el niño aún no ha desarrollado dicha área (y la puede desarrollar después)". A esas edades, en el transcurso de un año, las diferencias madurativas son importantes y no significan un problema. Para entenderlo mejor, "puedes hablar con dos o tres años, pero se considera normal no hacerlo hasta los cuatro".
En definitiva, "hasta que no llega el momento de poner en práctica la habilidad de la lectura y la comprensión (a los seis años, aproximadamente), no se puede hacer nada. Sólo entonces, se recomienda un apoyo continuo en la etapa escolar de rehabilitación y trabajo específicos para ayudar al afectado", argumenta el neurólogo español. Después, cuando sea adulto, "será consciente de esta dificultad y sabrá que tiene que dedicar más tiempo, atención y esfuerzo, como cuando lees en inglés y no eres bilingüe. Sabes que tienes que ir más despacio".
Se calcula que entre el 5% y el 17% de los pequeños tiene dislexia, es decir, problemas con la lectura, la mala ortografía, dificultad para reconocer palabras con fluidez y para comprender lo que leen. Los que vemos en la consulta de neurología, afirma el doctor Lorenzo, "además de dislexia tienen otros problemas, sobre todo de atención e hiperactividad y por eso les mantenemos en tratamiento farmacológico". Pero la dislexia aislada sólo requiere trabajo, rehabilitación y constancia, "no para curar sino para evolucionar".

martes, 24 de enero de 2012

Nidos de dinosaurio

Un espectacular hallazgo en Sudáfrica ayudará a entender el complejo comportamiento reproductivo de los primeros dinosaurios. Un equipo internacional de investigadores ha desenterrado diez nidos de dinosaurios de la especie 'Massospondylus'. Según aseguran los paleontólogos, los fósiles tienen 190 millones de antigüedad, lo que los convierte en los más antiguos hallados hasta ahora.
Los detalles del descubrimiento se publican esta semana en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). Según explica a ELMUNDO.es Robert Reisz, el autor principal de este estudio, las excavaciones en este yacimiento del Parque Nacional Golden Gate Highlands de Sudáfrica comenzaron en 2005 y se prolongaron durante cinco años.
Los dinosaurios de la especie 'Massospondylus' estaban emparentados con los saurópodos, animales gigantes y de cuellos muy largos, que vivieron durante el Jurásico y el Cretácico.

Biología reproductiva

Los nidos hallados en Sudáfrica estaban distribuidos en varios niveles. En cada uno había hasta 34 huevos, muchos de los cuales contienen embriones. También se han encontrado minúsculas huellas que corresponden a las crías. Según destacan los investigadores, las pisadas muestran que los pequeños dinosaurios caminaban a cuatro patas, aunque se cree que los adultos eran bípedos.
Detalle de la huella de una cría. | D. Scott.
Detalle de la huella de una cría. | D. Scott.

Precisamente estas pequeñas pisadas en los nidos constituyen la prueba más antigua de que los dinosaurios recién nacidos permanecían en el nido durante algún tiempo. Al menos, hasta que doblaban su tamaño.
La madre, calculan, debía medir alrededor de seis metros mientras que los huevos tienen un diámetro de entre seis y siete centímetros. Los huevos están dispuestos de forma ordenada en los nidos lo que, según los paleontólogos, indica que la madre los habría colocado cuidadosamente tras la puesta.

Fidelidad al nido

También creen que la disposición de los fósiles muestra que los dinosaurios volvían repetidamente al lugar donde estaban sus crías, un comportamiento conocido como fidelidad al nido.
Los paleontólogos creen que debajo de las toneladas de rocas que cubren la pared en la que fueron hallados podría haber muchos más nidos. Los ejemplares desenterrados vivieron durante el periodo Jurásico inferior. En el Parque Nacional Golden Gate Highlands de Sudáfrica se habían encontrado los embriones más antiguos conocidos hasta ahora pertenecientes a la especie 'Massospondylus'.
A pesar de que se han hallado abundantes registros de dinosaurios, David Evans, coautor del estudio e investigador del Museo Royal Ontario(EEUU), afirma que hay muy pocos fósiles que aporten información sobre la biología reproductiva de estos animales, en particular de los primeros dinosaurios.
Recreación de dinosaurios adultos y crías saliendo del cascarón. | J. Csotonyi
Recreación de dinosaurios adultos y crías saliendo del cascarón. | J. Csotonyi

El Museo Royal Ontario acogerá hasta el mes de mayo una exposición sobre la reproducción de los dinosaurios en la que se exhiben los fósiles de huevos analizados en esta investigación.

lunes, 23 de enero de 2012

Una llamarada solar se dirige a la Tierra


El Observatorio del Clima Espacial ha informado que a las 03:59 de este lunes ha tenido lugar una explosión solar clasificada como M9, casi una llamarada X, las más grandes que existen. Se trata de la tormenta más potente de los últimos meses. Las imágenes han sido captadas por el Observatorio Solar de la NASA (Solar Dynamics Observatory).
El Sol se encuentra en una etapa muy activa. El mayor riesgo de estas tormentas solares es la posibilidad de que afecten a los sistemas de comunicaciones en la Tierra.
Desde el Observatorio han subrayado que esta situación entra "dentro de lo que pude suceder con normalidad" dado el actual momento activo del sol, y que "no se puede concluir que tenga tampoco ninguna peligrosidad", aunque, lógicamente, tratándose de una llamarada asimilable a X, se trata de un fenómeno con la capacidad potencial de causar nuevas tormentas solares mayores que las de este fin de semana y deben ser seguidas de cerca.

Efectos en la Tierra

El origen de esta llamarada es la mancha solar 1402. Concretamente, los satélites de observación han captado como una eyección de masa coronal salía de esta mancha en dirección a la Tierra. La explosión ha sido detectable, con minutos de diferencia, en Australia, Nueva Zelanda, China e India, en forma de ionización.
Ahora se estudian los tipos de impacto podría tener esta eyección cuando llegue a la Tierra, si podría ser de manera directa o parcial. En este sentido, el Observatorio del Clima Espacial ha apuntado que la magnetosfera del planeta se encuentra actualmente en proceso de recuperación de la llamarada solar, de categoría M3.2, que tuvo lugar el pasado 19 de enero y que impactaba en el planeta el pasado domingo.
La magnetosfera también se ha de enfrentar ahora a esta nueva llamarada, que casi triplica a la anterior y que por su extraordinaria rapidez impactaría con la Tierra este martes 24 de enero o el miércoles 25.